27.8.09

De filo


Nada que temer cuando el filo no te busca, es sólo un instrumento que sube y baja o entra y sale o brilla y se opaca.
Quita de en medio o de inmediato o mediáticamente o medicinalmente.
Modelos, tamaños, formas complexiones.
Miradas punzantes, labios que cortan, caricias que matan, palabras que se clavan... y él.
Al filo de la navaja, cortando camino, corazón partido, actitudes castrantes... y él.
Ni hablar mujer..., en casa del herrero..., lana sube... y él.

19.8.09

A Santino

Mirabas con la vista puesta en cada movimiento que hacía. Veías con la mirada fija en las cosas que quitaba y ponía delante y detrás y a los lados.
Quizá a veces dormías, te aburría tanto movimiento que no alcanzabas a comprender. Despertabas para regalarme un "miau" y probablemente una carrera hasta donde estaba, como preguntándome qué hacía y si podías ayudarme.
No sé si alguna vez entendiste en realidad mis palabras o sólo la intención de ellas, no sé si mis llantos presenciados por tí, acompañados con la mirada fija, como queriendo decir algo, significaban alguna cosa real para tu estado de ánimo.
Recuerdo que más de una vez te espantaste cuando me viste reír a mandíbula batiente frente al televisor o la computadora, incluso corrías maullándome, como pidiéndome que te contara qué era tan gracioso, nunca te imaginé riendo, pero te intuía contento cada que me preparaba comida y venías a ver qué te tocaba o cuando te cepillaba.
Sé muy bien también las veces que me acusaste con ella, de que no te trataba bien o de que te regañaba, me di cuenta que aprovechabas que la dejaba sola para ir hacía ella y solicitar un par de caricias, sabías que cuando demandábamos ambos su atención más de una vez saliste victorioso.
Sé que no lees, en varias ocasiones veías fijamente un diario o un trozo de papel escrito, pero sólo para reventarlo con tus garras unos minutos más tarde. Pero aún así, en tu analfabetismo, te dedico estas palabras con mucho cariño.
Trepa todos los árboles que puedas, pelea con cada animal que busque quitarte la supremacia, sé un poco más de lo que entre mis veinte paredes pudiste ser.

6.8.09

La luz, regalada, su luz.


Qué más me da si día o si noche o llueve o me quema la piel.
Me importa lo más mínimo de lo poco si hay que irse o ir llegando
Por mí se puede ir al diablo si veo borroso, o sombras nada más o la luz es cegadora... o segadora...
¡Al demonio las prisas y las carreras!
Ya, ¡se fue pues!, y mañana llega otro,
¿y, trasciende?, ¿e, importa?
Lo uno que quiero es voltear a ver la luz que se filtra, la poquita
la llena
la menguante
la media
la creciente
la de noche que sólo nos ilumina los ojos y nos deja adivinar todo lo demás.